Los diagnósticos de enfermería surgieron 6 años después de que Yura y Walsh describieran el proceso enfermero en 1967, dos enfermeras del Sant Louis, EE.UU. (Mary Ann Lavin Y Kristine Gebbie) organizaron la primera conferencia para identificar las interpretaciones de los datos que representan los fenómenos de interés para las enfermeras, dicha reunión contó con la participación de 100 enfermeras de EE.UU. y Canadá. Fue la primera conferencia sobre diagnósticos enfermeros, en la que se identificaron y se definieron 80 diagnósticos enfermeros. Desde entonces la lista ha crecido regularmente hasta llegar a una nueva edición de los diagnosticos enfermeros 2009-2011, que cuenta con 206 etiquetas diagnósticas.
Desde su creación esta taxonomía han causado polémica entre los profesionales de la enfermería debido a su incongruencia con la práctica diaria de la enfermería, sus vacios de contenido, las tautologías contenidas en la etiqueta diagnóstica, su ambigüedad, su escasa disponibilidad de escalas de medida y por consiguiente poca evidencia científica de los mismos.
Se realizó una revisión de los diagnosticos de enfermería contenidos en la edición 2009-2010 de los Diagnósticos Enfermeros de la NANDA, de los cuales se revisó pricipalmente la etiqueta diagnóstica y su definicón. A continuación se identifican algunos de los diagnósticos analizados:
- Mantenimiento ineficaz de la salud: incapacidad para identificar, manejar o buscar ayuda para mantener la salud.
En la mayoría de los dianósticos podemos encontrar que se presentan tautologías, a modo de ejemplo en éste, podemos ver como su definición nos dice lo mismo que está contenido en la etiqueta diagnóstica, por lo tanto no da ningún tipo de información nueva, al contrario es ambigüo y adicionalmente no existe una escala de medida que nos determine de manera objetiva el mantenimiento ineficaz de la salud.
Otro ejemplo:
- Desequilibrio nutricional: ingesta inferior a las necesidades: ingesta de nutrientes insuficiente para satisfacer las necesidades metabólicas.
En esta edición de la taxonomía aparece el siguiente diagnóstico:
- Icteria neonatal: coloración amarillo-anaranjada de la piel y membranas mucosas del neonato que aparece a las 24 horas de vida como resultado de la presencia de bilirrubina no conjugada en sangre.
Veamos los siguientes diagnósticos:
- Deprivación del sueño: periodos de tiempo prolongados sin sueño (suspensión periódica, naturalmente sostenida, de relativa inconsistencia).
- Insomnio: trastorno de la cantidad y calidad del sueño que deteriora el funcionamiento.
- Trastorno del patrón del sueño: interrupciones durante un tiempo limitado de la cantidad y calidad del sueño debidas a factores externos.
Veamos ahora otro ejemplo:
- Fatiga: sensación sostenida y abrumadora de agotamiento y disminución de la capacidad para el trabajo mental y físico al nivel habitual.
Siguiendo con nuestro listado de impresiciones encontramos el siguiente diagnóstico:
- Intolerancia a la actividad: insufiente energía fisiológica o psicológica para tolerar o completar las actividades diarias requeridas o deseadas.
Continuando con esta revisión destacan dos diagnósticos, los cuales son muy similares:
- Patrón respiratorio ineficaz: la inspiración o espiración no proporciona una ventilación adecuada.
- Deterioro de la ventilación espotánea: disminución de las reservas de energía que provoca la incapacidad de la persona para sostener la respiración adecuada para el mantenimiento de la vida.
Siguiendo con la lista de diagnósticos revisados, encontramos las etiquetas contenidas en el dominio de Autopercepción, nombremos sólo algunas a manera de ejemplo:
- Desesperanza: estado subjetivo en que la persona percibe pocas o ninguna alternativa o elecciones personales, y es incapaz de movilizar la energía en su propio provecho.
- Trastorno de la identidad personal: incapacidad para mantener una percepción completa e integrada del yo.
- Baja autoestima crónica: larga duración de una evaluación negativa o sentimientos hacia uno mismo o sus propias capacidades.
- Trastorno de la imagen corporal: confusión en la imagen mental del yo físico.
A partir de este análisis, se puede ver que las etiquetas diagnósticas de la NANDA en su mayoría presentan impresiciones, definciones ambiguas y tautlógicas, no poseen instrumentos de medida y valoración del diagnóstico, uso de dos o más diagnósticos con similares etiquetas y definiciones, y en muchos de los casos empleo de signos y síntomas como diagnósticos de la enfermera.
Teniendo en cuenta las observaciones realizadas, se debe plantear el deconstruir los diagnósticos, tanto los utilizados por el médico como por los profesionales de la enfermería, es decir , cambiar el concepto de diagnóstico médico o diagnóstico de enfermería por el de Diagnóstico de la Persona Afectada, teniendo en cuenta que quién vive el proceso de salud-enfermedad es la persona y por lo tanto esos diagnósticos no deben poseer un rótulo como si pertenecieran a los profesionales de la salud.
Esta propuesta implica un cambio en la atención de la persona, los profesionales de la salud actuando en colaboración para lograr la resolución del proceso que afecta al usuario. En este nuevo proceso la persona es el centro de las acciones y los profesionales de la salud están a su alrededor con las contribuciones específicas de su disciplina, en el caso de la enfermería su aporte especial en los cuidados de la persona, además del fomento del autocuidado y la promoción de la salud. El reto hacía el futuro próximo es la deconstrucción de un lenguaje común centrado en la persona, en el cuál el ejercicio de las disciplinas de la salud se realice teniendo en cuenta los procesos de colaboración entre profesionales y demás personal sanitario que atiende a la persona.
Bibliografía
Heather, T., editor. (2009). NANDA Internacional Diagnósticos Enfermeros: Definiciones y clasificación 2009-2010. Barcelona: Elsevier.